"Ay, amigos, si yo os contara. Empecé con toda la ilusión y bajo las más seductoras promesas". Así rezaba el e-mail que nos envió el otro día un amigo, un par de semanas después de recibir la noticia de que iba a firmar, en un periódico nacional importante, su primer contrato profesional como periodista. Y así terminaba, tras conocer, varios días después de haber empezado a trabajar en dicho diario, las condiciones económicas que le aseguraban: "Me están dando demasiadas ganas de mandar a tomar por culo al [nombre del periódico] y a toda su plana mayor. Aunque la verdad, hasta que no tenga un plan B me parece que me conformaré con estas condiciones similares a las de la cabaña del Tío Tom". Pero es que ya lo decía el gran Ryszard Kapuściński en su libro "Los cínicos no sirven para este oficio" (febrero de 2002): "Hay una tercera cualidad importante para nuestra profesión [de periodistas], y es la de no considerarla como un medio para hacerse rico..."
Y es que el gran reportero polaco (de quien ya he hablado aquí en alguna otra ocasión) lo tenía bastante claro: "Para hacerse rico ya hay otras profesiones que permiten ganar mucho más y más rápidamente. Al empezar, el periodismo no da muchos frutos. De hecho, casi todos los periodistas principiantes son gente pobre y durante bastantes años no gozan de una situación económica muy boyante. Se trata de una profesión con una precisa estructura feudal: se sube de nivel sólo con la edad y se requiere tiempo. Podemos encontrar muchos periodistas jóvenes llenos de frustraciones, porque trabajan mucho por un salario muy bajo, luego pierden su empleo y a lo mejor no consiguen encontrar otro".
Mi amigo, aunque lleva poco tiempo en la profesión, parece comenzar a intuir lo que va a tener que pasar si quiere seguir en ella. ¡Y os aseguro que le apasiona! Pero es difícil trabajar 10 o 12 horas diarias con toda esa pasión cuando... bueno, mejor que lo leáis vosotros: "Ah, amigos, si yo os contara. Empecé con toda la ilusión y bajo las más seductoras promesas. "Queremos un reportero de acción dedicado a los temas de local, te vamos a hacer un contrato, te daremos un ordenador portátil y un móvil para que transmitas desde la calle". Aquel día me acosté la mar de ilusionado, pensando en convertirme pronto en un innovador pionero del periodismo digital. Pero no tardaron las cosas en empezar a torcerse. El lunes bajé a la oficina de personal. Es un lugar poblado por mamporreros de la burocracia, que miran desde sus silllas al currito con la misma mirada con que miran los integrantes de un pelotón de fusilamiento. "A ver, chaval: me tienes que traer esto, esto y esto. Las condiciones son que vas a cobrar 950 euros brutos". "¿950 brutos?", pensé yo. Joder, pues tampoco es que esto sea jauja.Toda mi alegría inicial quedó transformada en abatimiento y ganas de mandar todo, la vocación incluida, a tomar por culo. Pero la puntilla me llegó ayer. Volvía a la redacción después de haberme pasado toda la mañana dando tumbos por la ciudad y pensando en el barro que me esperaba en Coslada, a donde debía desplazarme por la tarde, y pasé por esa desagradable oficina de la que os he hablado antes para entregarles todos los papeles necesarios para iniciar oficialmente mi misérrima condición de redactor con contrato. Se me cayó el alma a los pies y casi me brota el llanto, de verdad, no es ninguna exageración, cuando el chupatintas de turno me espetó: "Ah, oye que ayer nos equivocamos, que tú no vas a cobrar nocturnidad, con lo que vas a ganar al final unos 750 euros". 750 euros. Una cifra similar a los que ganaba cuando recién estrenados mis 18 años repartía materiales de construcción en una furgoneta e inferior notablemente a la que percibe cualquier empleado de hostelería. Esta es mi historia. Espero haber saciado vuestra curiosidad. Creedme que, al contrario que el de otros, el mío no es un caso envidiable. Os tendré informados respecto a mis decisiones en el futuro...".
¿Alguien da más? Seguro que sí...
¿Alguien da más? Seguro que sí...
Un profesor mio dijo una vez "cada uno valemos lo que cobramos".
ResponderEliminarSi dejais que se os explote en silencio sin informar sobre ello es que igual no sois tan buenos periodistas...
Bien por sacarlo a la luz...
Mike Plains
Hombre, yo sé de más de uno que sí se ha hecho rico (y mucho) en la profesión. Así que habrá que intentarlo al menos no?
ResponderEliminarPobrecitos. Que pena me dan los periodistas...
ResponderEliminarbueno, no.
Están en la misma situación difícil que el resto... pero en el sector con más posibilidades de ser reinventado.
Decir que las empresas no contratan, o malpagan o no dan seguridad laboral...no es novedad. Que los jóvenes encuentran una barrera al mundo laboral en España, es cierto, desde hace más de ocho años y el gran plan de empleo basura. Pero pedir más condiciones en una crisis en la que la gente está perdiendo trabajo, es mear fuera del tiesto en gran medida... lícito, pero no se puede pedir que la gente se solidarice más allá del "es lo que pasa en mi sector".
Hasta que los periodistas no se den cuenta de que los medios están convergiendo, como llevan afirmando los teóricos de los medios desde hace 20 años, no serán capaces de entender que lo importante, cuando los periódicos de tirada nacional pronto desaparecerán o perderán prestigio, es buscar nuevas formas de comunicar. El blog es un ejemplo, más de "periodismo" de opinión que otra cosa, de ahí que no sea el único ejemplo de lo que se puede hacer.
¿Acaso no es eso el verdadero altruismo del periodista romántico escribir?
Por si no os habéis dado cuenta, el proceso de cambio que comenzó con Gutemberg y la posibilidad de reproducir lenguaje fonético, está tomando una nueva forma con la revolución digital. Pero en esencia, es lo mismo. Poneos las pilas.
Un par de canadienses para comenzar a repensar al nuevo hombre, prolongado por los medios: Marshal MacLuhan (como no) y Harold Innis
Yo voy a ser periodista, y estoy consciente de que serlo no me hará rica.
ResponderEliminarSnif.
hola amigo un saludo cordial y afectuoso, excelente blog, un abrazo y que sea rock...
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